Destino Getafe: el exilio más deseado de los madrileños expulsados por los precios de la vivienda
Esta localidad industrial y obrera del sur de la Comunidad de Madrid es el lugar de España con mayor demanda de alquiler: el precio del metro cuadrado se ha incrementado en un 15,09% desde marzo de 2024


En la calle Fray Diego Ruiz de Getafe hay 23 portales y 211 viviendas. Cuando hace unas semanas a uno de los propietarios se le ocurrió poner en alquiler su inmueble —un piso de unos 70 metros cuadrados construido entre 1970 y 1979— por 1.250 euros al mes, la avalancha de solicitudes que cayó sobre esta persona fue de tal magnitud que quedó anonadado, como aplastado por un éxito que no era capaz de entender.
La Alhóndiga, el barrio donde está ubicado el inmueble, es una de las zonas más humildes del municipio. Bajo una pila de papeles con informes, contratos y panfletos publicitarios, Patricia González, de 31 años, encuentra por fin los tres folios grapados, llenos de tachones y manchas de rotulador que demuestran que más de 120 personas se interesaron por el anuncio en cuestión de minutos. “Es imposible gestionarlo. No tiene sentido la desproporción entre oferta y demanda”, declara González, la agente inmobiliaria que se encargó de anotar uno a uno los nombres, apellidos y características de todos los interesados.
De acuerdo con el portal inmobiliario Idealista, Getafe (189.906 habitantes) se ha convertido en 2024 en la población más demandada para la búsqueda de alquiler de toda España. El ranking muestra cómo la presión más grande ya no recae sobre las capitales de provincia como Madrid, Barcelona o Valencia, sino que lo hace sobre los municipios que se encuentran en sus márgenes. La empresa Kelify, especializada en búsqueda de viviendas de alquiler, ha elaborado un estudio que demuestra cómo la presión en los precios de alquiler se ha desplazado de las grandes ciudades al extrarradio.

Así como Madrid mantiene unos precios estables respecto a marzo de 2024 —disminuyendo incluso en un -0,43%—, localidades como Getafe han aumentado un 15,09% el valor del metro cuadrado en alquiler, la cifra más alta de la Comunidad de Madrid. En el top-10 de Idealista a nivel nacional, se encuentran también otras localidades madrileñas como Leganés, Móstoles, Alcorcón o Torrejón de Ardoz. “La escalada de precios del alquiler en Madrid no se detiene en los límites de la M-30. Los alquileres estratosféricos en la capital están provocando un éxodo masivo hacia la periferia. Uno de los motivos es la llegada de inversores extranjeros a la capital. Por otro lado, se trata de uno de los municipios mejor conectados con la ciudad”, opina el departamento de datos de Kelify.
Mientras tanto Patricia suspira y resopla desde su escritorio. Está incrédula. Lleva ahí sentada más de una década. La transformación de la que la mujer está siendo testigo en este tiempo no tiene, según ella, “precedentes”. Sergio Alves, el director de esta inmobiliaria llamada Castizo, puntualiza la opinión de González: “Esto ya lo he vivido”. Sus sensaciones son “parecidas” a las que experimentó durante la última burbuja inmobiliaria en España, que explotó en 2007, cuando él era todavía un entusiasta asesor inmobiliario.

“Los dueños, que deberían estar como locos por vender, nos dan largas porque saben que si esperan unos meses pueden sacar 50.000 euros más que si venden ahora. El precio de venta es la clave del mercado. Eso es lo que luego marca los alquileres. Aquí, en Getafe, el desequilibrio entre oferta y demanda es tan grande que ya ni ponemos los anuncios, no podríamos gestionar las solicitudes”, explica Alves. “Cuando llega una oferta de alquiler, chequeamos en nuestra base de datos y somos nosotros los que nos ponemos en contacto con los posibles inquilinos. No se trata de salir y buscar clientes, sino de seleccionar al adecuado”, cuenta Patricia.
Getafe, modelo de ciudad industrial en el sur de Madrid, se ha convertido en un importante atractivo para los madrileños de clase media expulsados del centro. El principal factor es la proximidad a la capital. En coche, el trayecto es de 15 minutos, mientras que en transporte público ronda la media hora. Al mismo tiempo, muchas personas de Getafe están siendo arrastradas por el efecto dominó y acuden a zonas de Toledo como Illescas o La Sagra.

Además de acoger a los viejos vecinos de Madrid, también está heredando ciertas dinámicas del mercado inmobiliario que no se habían visto antes. “Es la primera vez en mi vida que veo cómo inversores pequeños y particulares eligen comprar en Getafe. En lugar de hacerse con un piso en Madrid, vienen aquí y por el mismo precio compran dos. Luego los realquilan, la mayoría por habitaciones, y sacan una rentabilidad mucho mayor. En Madrid puede que esto esté a la orden del día, pero aquí, no”, cuenta el director de la inmobiliaria Luna, Iván Rivas, de 47 años.
Su lista de clientes interesados en alquilar supera las 200 personas. “Casi todos son españoles de clase media. La gente trabajadora no te creas que puede venir aquí y alquilar tan fácilmente. Vienen de Carabanchel, del centro, de Villaverde. Hasta hace dos años los precios eran algo asequibles, ahora nos parece que están muy por encima de su valor real”, advierte. Ayer mismo, un arrendatario “muy mayor” llegó a la oficina para actualizar el precio de su inmueble, por el que hasta ahora cobraba 450 euros al mes. Cuando le dijeron lo que valía en la actualidad, solo le salió decir:
—¿Por 900 euros?, ¿Tanto?, ¿Pero cómo puede ser? A tu generación la engañaron, pero a la que viene detrás directamente le están robando.
David Jiménez, de 49 años, tenía el proyecto de ser padre y lo cumplió en Getafe. Él nació en Carabanchel. Su mujer, que prefiere no dar su nombre, es de Chamberí. Llevaban años pensando en el lugar para vivir con su primer hijo. Después de pasar el confinamiento en un pequeño piso por la zona de Oporto, no quisieron demorar más la decisión. Noah nació en el Sector III, una suerte de Beverly Hills con familias adineradas en este municipio históricamente de clase trabajadora.
“Antes que Getafe, miramos otras cosas en el centro, pero era inviable. También en Galapagar o Villalba, pero nada nos convenció como esto. Tuvimos suerte, si quisiéramos comprar ahora sería imposible. En alquiler ni nos lo hubiéramos planteado”, explica. “Existe un cambio generacional. Son chalets del año 86, para los trabajadores de Airbus. Ahora los están heredando sus hijos. Es curioso porque normalmente tú no vuelves a vivir donde tus padres. La situación es la que es: incertidumbre total”, añade.
Jiménez, pausado y amable, es administrativo en la Universidad Complutense. Está centrado en su vida sencilla y en el niño que corretea a su alrededor. Hay cosas, en cambio, que le perturban. Por ejemplo, una vecina de su calle, que vive en un chalet de cuatro plantas. La mujer habita el sótano, su hija la buhardilla, mientras que las entreplantas son para inquilinos que entran y salen periódicamente. “Tiene que ser rentable, si no, no me lo explico. Esto está pasando en Getafe”, expresa.

Gentrificación universitaria
En las facultades de Ciencias Sociales y Jurídicas y Humanidades del campus de Getafe, perteneciente a la Universidad Carlos III de Madrid, se concentran gran parte de los más de 18.000 alumnos de la institución. Marcos Moreno, Naiara Garde, Antonia Nicola y Alejandra Martínez son algunos de ellos. Están entre los 20 y los 21 años. Son estudiantes de Periodismo. Todos viven en el municipio, aunque provienen de fuera. Naiara recuerda cómo el curso pasado decidió dejar la residencia de estudiantes y buscar una habitación de alquiler.
Estuvo meses sin encontrar nada hasta que una mañana de mayo un señor mayor apareció por las zonas verdes de la cafetería con una ristra de papeles en la mano. Los agitaba y preguntaba de grupo en grupo: “¿Os interesa una habitación de alquiler?”. “Era como un anuncio humano”, recuerdan los amigos. “Estaba tan desesperada por la falta de oferta que lo acepté. Tuve suerte porque el piso, en el centro de Getafe, es bastante amplio. Me cobraba unos 350 euros”, rememora.
Hace unas semanas el casero apareció por el inmueble para renegociar al alza las condiciones. Al parecer a su sobrina le habían subido el alquiler “una barbaridad” y él no quería ser menos. Esa noche, Naiara y todos sus amigos organizaron una videollamada para comprobar “cuánto estaban pagando de más” cada uno de ellos. Se metieron en la web del Ministerio de Vivienda para conocer el valor real de sus pisos. De media, cada inmueble se alquila entre 400 y 500 euros más caro de lo que debería.

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